Durante muchos días, en cada recreo, los niños venían con hojas que recogían del patio, llegó un momento que no sabíamos donde ponerlas, así que les pedí que únicamente cogieran las que no estuvieran rotas y así las podríamos usar para alguna actividad de clase.
Pues bien, llegó el momento de ello, las puse dentro de un periódico con peso encima y allí han estado durante algunas semanas. Se me ocurrió que las podíamos usar en el taller de grafismo y aunque no son ni líneas verticales ni horizontales, creí que sería buen ejercicio.
La premisa era hacer líneas alrededor de la hoja, cambiando de color cada vez que empezaban una vuelta nueva.
Era complicado y así me lo hicieron ver, ya que en varias ocasiones me pidieron ayuda, pero los resultados finales no estuvieron nada mal.
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